Dipanbu: el arte de las posturas profundas en el Kungfu
- Miguel Briske
- hace 5 horas
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1. Introducción
Hay un secreto en el Kungfu que separa a los practicantes comunes de los que verdaderamente forjan un cuerpo indestructible: Dipanbu (地盘步), la postura baja, la raíz a ras de suelo.
Los viejos maestros decían que “para tocar el cielo primero hay que conquistar la tierra”. Y conquistar la tierra significa aprender a sentarse en ella, a hundirse sin perder poder, a moverse con fluidez cuando el cuerpo está casi rozando el suelo.
2. El entrenamiento de la postura baja
Practicar dipanbu no es agradable al principio: las piernas tiemblan, los músculos arden, la respiración se agita. Pero ahí está el tesoro. Al entrenar posturas bajas, se desarrolla:
Fuerza estructural en piernas y caderas.
Flexibilidad real que abre el kua y libera movimiento.
Enraizamiento profundo, una conexión con el suelo que vuelve estable cualquier técnica.
Agilidad rasante, la capacidad de descender y ascender en un instante.
Métodos de práctica
1. Estático: mantener la postura hasta que las piernas ya no respondan.
2. Dinámico: encadenar distintas posturas bajas en secuencia fluida.
3. Marcial: usar posturas bajas para entrar debajo de la guardia del rival, barrer sus raíces, proyectar desde lo inesperado.
4. Explosivo: caer bajo y levantarse con velocidad, como trueno que golpea desde la tierra.
3. En los estilos clásicos
El Shaolin convirtió el dipanbu en una marca registrada: de allí nació el Ditang Quan, el “boxeo del suelo”, con secuencias rasantes y acrobáticas.
En el Chaquan, el trabajo bajo sirve como contraste para la amplitud de sus movimientos largos, creando una alternancia de cielo y tierra.
El Baguazhang hoy dia no es famoso por posturas bajas prolongadas, pero sí por la apertura y cierre de kua en movimiento; el dipanbu aparece en transiciones inesperadas durante los giros.
En el Taijiquan, el “sentar en la postura” es una forma refinada de dipanbu: parece suave, pero hunde el centro de gravedad y educa la raíz.
En el Xingyiquan el dipanbu es esencial: sin capacidad de sentar la postura y hundir el peso, la explosión de fuerza (fa jin) queda incompleta.
Y en el Ziranmen, escuela de la naturalidad, se entrena bajar y subir sin rigidez, demostrando que lo bajo no es peso muerto, sino libertad de movimiento.
4. Cierre: el vínculo tierra-cielo
El dipanbu es el recordatorio constante de que sin raíz no hay ramas. Si el yaotui —la unión de cintura y pierna— es el motor del Kungfu, entonces el dipanbu es el campo de prueba definitivo que demuestra si esa unión es real: cuando bajas al suelo, ya no hay espacio para trampas. O tienes estructura y fuerza, o te desplomas.
Con posturas bajas, el Kungfu deja de ser solo técnica de brazos y se convierte en arte completo: un cuerpo entero que se enraíza en la tierra y se eleva hacia el cielo.
Entrenar dipanbu es duro, exige paciencia y constancia, pero el premio es claro:
piernas de hierro, cintura flexible, y un Kungfu que no se derrumba jamás.
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Miguel Briske
Transmitiendo el arte ancestral para la vida moderna
📌 Sobre el autor
Miguel Briske es maestro de Kungfu Ancestral y Chikung, con más de 30 años de práctica e investigación en estilos como Shaolin, Chaquan, Xingyiquan, Taijiquan; Baguazhang, Xinyi Liuhequan y Liuhe Ziranmen. Su misión es transmitir el arte marcial ancestral como un camino vivo de transformación, para cuerpos reales y vidas modernas.
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